domingo, 16 de abril de 2023

El abismo.

Murió el abismo interno infinito,
el sentido de la inmensidad perplejo,
sometiendo a los sentidos del chiquillo
que quería reflejar su sonrisa en un azulejo.

Azul a ratos, negro y opaco a siempres,
y miente si preguntas por el cuándo,
por la frecuencia del cielo en el cuarto,
por el periodo de luz en un maletero.

Media sonrisa girada, anulada, angulada
para ser más retorcida que recta,
más alocada que serena, frena la espiral,
frena la mitad despejada, seca el miedo.

Murió el abismo externo finito,
corto de rezos paganos equivocados,
largo como una historia que no acaba,
cansado de bucles y caminos donde caerse.